Espiritual Pero no Religioso

Esta es la transcripción en español del 13 de septiembre de 2020 del sermón de Bruce Wadzeck, "Spiritual but not Religious".

Espiritual Pero no Religioso

Es bueno estar aquí con ustedes hoy, con los que están reunidos aquí, los que están escuchando nuestra transmisión en vivo al igual que aquellos que pueden ver esto en otro momento. 

La semana pasada, empezamos una serie de mensajes con el proposito de ayudarnos a comprender los cambios y tendencias que están ocurriendo en nuestra cultura. Algunos muy sutiles y otros no tanto. 

La semana pasada hablamos sobre el nuevo credo, lo que sea correcto para tu vida o lo que sea mejor para ti es la única verdad que puedes saber. Eso se a convertido en lo que las personas creen. Ellos ya no creen una verdad objetiva, sino que solo existe la verdad que yo experimento. Se trata de solo como me siento sobre un tema determinado en vez de la realidad.

El cristianismo es una revelación de lo verdadero. Nos hace creerlo porque es verdadero, no porque no haga sentir bien. La cruz de Cristo y tomar la nuestra para seguirlo no necesariamente nos hace sentir bien, pero es un proceso necesario para alcanzar una vida real. Esta semana quiero pasar a otro fenómeno de nuestra cultura.

Es muy interesante porque encuestadores han verificado las creencias espirituales y religiosas de las personas que, cuando se les pregunta ¿cuál es su religión? Marcan la casilla de ninguna. En algunas de las últimas encuestas, aquellos que marcan la casilla ninguno pueden pasar del 21 al 24 o 25 por ciento, de acuerdo a la encuesta.

Para poder contrastar, esa opción estaba disponible en 1957. Cuando era un niño pequeño. Entonces, el 1 por ciento de la población se identificó como ateo porque marcaba la casilla ninguno. A veces vemos que personas no marcan ninguno entonces pensamos que se han cambiado a la categoría de agnóstico o ateo pero no es verdad. Una investigación más profunda nos dice que las personas están perdiendo la fe  en la religión organizada así como en la institucional, pero no el interés en cosas espirituales. En una encuesta reciente, el 27 por ciento de las personas dijeron ser espirituales, no religiosos. Las personas se llaman a si mismas no religiosas. Estas personas pueden identificarse en alguna categoría espiritual. Ellos no se ven Asi mismos como religiosos sino que se ven definidos por el vago término espiritual.

Investigaciones recientes indican que esto en realidad significa que las personas adoptan creencias ecléticas y selectivas. Pueden creer en el Dios de la Biblia, pero también consultan a psíquicos para que les guie que hacer. Creen que hay energía espiritual en ciertos objetos que llevan o tienen otra clase de creencias alternativas y, como el buen consumidor estadounidense, selecciona lo que quieren. Entonces, aquellos en la categoría espiritual, pero no religioso, son personas selectivas como quien iría a una tienda de comestibles que elige la marca de lo que quieren creer.  Y si no hay una verdad absoluta, eso es todo lo que queda. No hay manera de saber que real y verdadero. Como Brad leyó antes, el evangelio dice que nuestra situación no es un pequeño problema que algo de espiritualidad solucionara. No es algo que pueda curar la legislatura de nuevas leyes. En cambio la Biblia ve el dilema humano como mucho más profundo. 

La escritura que tenemos hoy es Romanos 8, versículos 1 al 4. Donde se llega al corazon de lo que Pablo está tratando de decir sobre la naturaleza humana y sobre la intervención de Dios: que es esencial para nosotros ser espirituales y tener vida real. Al principio de la carta a los Romanos, Pablo identifica la raíz del problema y se refiere a eso como idolatría. Todo el mundo es un adorador. Unos adoran al Dios vivo y verdadero y otros adoran cosas ideológicas.

El problema es que, como nos dice Romanos, el pecado no es un grupo de reglas que transgredimos, sino una fuerza personal del mal que, cuando nos ponemos en contra de Dios, se convierte en una fuerza interior que, con el tiempo, toma control de áreas enteras de nuestra vida. En realidad no podemos librarnos sino que dependemos de Dios para que no libere de las ataduras del pecado. En el capítulo 7 Pablo hablo de lo miserable que era. Aunque sabía lo que era correcto porque sabía que la ley de Dios era espiritual y verdadera, no tenía poder para hacer el bien que quería sino por el contrario hacia el mal. Pablo reconoce que cuando se está en esclavitud se necesita un salvador que ayude de la misma manera que a los israelitas. Ellos eran esclavo y necesitaban a Dios al igual que a su profeta y líder Moisés, quien por medio de las plagas libero al pueblo con exitosamente de la esclavitud egipcia. Asi como ellos también tenemos un salvador que vino a experimentar la vida humana sin ser esclavo del pecado y dio su vida como ofrenda por el pecado. Asi tomo nuestro lugar y ahora nos ofrece vida real. 

Pero si vamos a ser espirituales, no religiosos, hay un sentido en el que pueda ser verdad. Pero observe que lo espiritual comienza con el espíritu y si no es el espíritu de Dios quien lo libera, sino que está lleno de algún otro espíritu o espiritus, esto no lo llevara a la libertad. Al contrario lo esclavizara a una nueva serie de ideas.

Note que Pablo retoma la lectura de la escritura del verso  de Romanos 8 donde dice. Aquellos que viven de acuerdo a la carne tienen la mente puesta en los deseos de la carne pero aquellos que viven según el espíritu tienen puesta su mente en las cosas espirituales. La mente gobernada por la carne es muerte pero la gobernada por el espíritu es vida y paz.  La mente gobernada por la carne es hostil a  Dios. No se somete a la ley de Dios y no puede hacerlo. Los que están en el reino de la carne no pueden agradar a Dios. 

Ahora cuando Dios usa la expresión carne- - algunos lo han traducido como nuestra naturaleza pecadora, él no está hablando sobre el cuerpo físico. Él no está contrastando la vida física con alguna clase de vida interna espiritual. Cuando el habla de carne, él está hablando de nuestro propio deseo bajo la influencia del poder del pecado. La carne es la alternativa a lo que Dios quiere ofrecernos.   

Todos hemos caminado en pecado. Todos hemos tenido nuestra mente en las cosas de la carne. Y todos hemos experimentado las consecuencias negativas. Las buenas noticias del mensaje es que Dios provee una manera de liberarnos del pecado y vivir no de acuerdo al pecado sino de acuerdo al Espíritu de Dios. Esto sucede con un cambio de mente, lo cual es el significado de arrepentimiento.  

Como ve, si continuamos teniendo una mente pecadora y tonta, donde creemos que un poco de espiritualidad acentuara nuestras vidas y nos beneficiara, estamos jugando con algo que puede matarnos. Por el contrario  el espíritu de Dios provee vida real, vida y paz de Dios.

 La carne es una forma lenta de suicidio. Solo conduce a la muerte. Y de hecho, la mente carnal no es capaz de agradar a Dios. Es substancialmente hostil a Dios, así que no creo que debamos sorprendernos cuando descubramos que muchos de nuestros contemporáneos son hostiles al concepto de Dios. Especialmente el concepto cristiano de Dios, porque cuando estás viviendo una vida de la carne, tienes una mente de la carne. Eres y serás hostil a Dios y no importa cuánta espiritualidad tengas, nunca agradarás a Dios. 

Pablo define esto más específicamente. Esta vida del espíritu, versículo 9. Tú de todas maneras no estás en el reino de la carne sino en el reino del espíritu si en realidad el espíritu de Dios vive en ti y si alguno no tiene el espíritu de Cristo, ellos no pertenecen a Cristo. Pero si Cristo esta en ti, aunque tu cuerpo este sujeto a muerte a cause del pecado, el espíritu da vida por virtud de Dios, y si el espíritu que levanto a Jesús de la muerte está viviendo en ti, el quien levanto a Cristo de los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales a causa del espíritu que vive en ustedes. 

Entonces, la clave para identificar si eres un verdadero seguidor del Dios vivo tiene que ver con la presencia del Espíritu de Dios que mora en ti. Si no tienes este Espíritu de Dios, o como lo llama el pasaje, el Espíritu de Cristo, entonces no perteneces a Cristo. No estás en Cristo. No tienes los beneficios de la ofrenda por el pecado y todavía estás bajo el poder del pecado. Todavía no puedes complacer a Dios. Y no vas a tener una vida verdadera.

Y así, cuando pensamos ser espirituales, no religiosos, si quitas el espíritu de Dios de la espiritualidad, todo lo que tienes es una alianza. Y dado que tantas personas, cuando hablan de espiritualidad, no se refieren al Espíritu del Dios viviente o al Espíritu de Cristo, entonces realmente no tienen espiritualidad. Todo lo que tienen es una alianza vacía. Esta búsqueda de vagas guías espirituales no es algo nuevo para la raza humana. En la época de Cristo, la mayoría del mundo perseguía una espiritualidad vacía.

Un regreso a ese paganismo no nos hará libres. No nos hará justos delante de Dios. Y no resultará en una vida verdadera. Necesitamos recordar que en el mundo que vivimos, el mundo necesita una esperanza real. El mundo necesita algo de verdad. El mundo necesita el espíritu real que produce verdadera espiritualidad.

Es el Espíritu de Dios que vive y obra en nosotros que Neutraliza el poder del pecado que habita en nosotros. Solo a través de Cristo y el espíritu de libertad que nos da, podemos quitarnos las cadenas de vida pecaminosa. Y podemos encontrar esperanza, gozo y paz en Jesucristo.

Por eso hoy quiero animarlos a ir más allá de la búsqueda superficial de lo espiritual y no conformarse con la religiosidad superficial. Sino aferrarse al Cristo viviente, el que Dios resucitó de los muertos y promete que si ese Espíritu vive en nosotros, aunque muramos, ese Espíritu que resucitó a Jesús también nos resucitará a la vida, la vida sobre la muerte. Y vea, no vivimos con miedo a la muerte. No vivimos perturbados por los propósitos de la vida. Sabemos que se trata de Cristo y del Espíritu de Cristo que vive en nosotros. Y reconocemos que las personas bien intencionada y las personas de buen corazón en el mundo que viven sin el Espíritu de Cristo están condenadas en su búsqueda de hacer lo correcto.

Por tanto, compartamos las buenas nuevas como lo hizo Pablo para que otros puedan tener la esperanza, el propósito y el significado que tenemos en Cristo a través del Espíritu del Dios viviente.